Chantajista, tú, Mario

Francisco Velasco. Abogado e historiador

13.01.2011

Mario Jiménez es uno de los tipos cuya vergüenza política detesto. Repugnante la declaración del portavoz psoecialista en el Parlamento de Andalucía. El gran hombre ha calificado de fascistas a los funcionarios. Por el mero hecho de defender sus derechos y las libertades públicas, el líder -ja, qué gracia- del Psoe huelvano no duda en denominar chantajistas a los empleados públicos. Cree el ladrón que todos son de su condición.

Acostumbrado como está el señor Jiménez a besar las manos de la jerarquía, cual Rubalcaba ante el sultán marroquí, don Mario está que trina con los ciudadanos que han accedido a la función pública a través de la puerta de la ley. Qué se creen estos sans culottes, piensa sin saber el significado del término francés. Tarea difícil la del prohombre onubense. Cuánto ha debido reptar para llegar a la más alta cima de la miseria moral. Los otros se han limitado a estudiar como fieras corrupias. Eso no tiene mérito. Capacidad la del “recogemaletín” de Barrero. Cómo van a ser iguales a él estos individuos mileuristas. Mario Jiménez se codea con la aristocracia más nauseabunda del enchufismo patrio. Un respeto.

Además, qué les importa a estos trabajadores de la Administración andaluza que se cuele por la puerta falsa la muchachada de las empresas públicas. Hay sitio para todos. Es que no me tienen paciencia, que diría el chavo del ocho. Por qué tienen que manifestarse contra el inmenso Griñán. Qué clase de respeto dispensan estos asalariados hacia quien les da de comer. El dueño de la empresa administrativa regional es el presidente de la Junta. Ahora, José Antonio. Antes, Rafael, Pepote y Manolo. Y como dueño que es, hace lo que le viene en gana. Si quiere crear una administración paralela, y qué. Como si quiere levantar dos pirámides truncadas.

Esta gente no sabe con quién se juega los cuartos, asegura el ínclito. Los que se oponen al poder totalitario de la Junta son, qué notición, los fascistas. Jiménez dixit. Y con los fascistas, purgas. Como Stalin. El gran demócrata soviético que mandó asesinar a millones de opositores se asombraba de que éstos se resistieran al asesinato. Ingratos. Es un honor morir a manos del líder único. Mario no prevarica. Mario hace directamente lo que le sale del forro de sus axilas.

El Decretazo del Psoe se erige en pendón de la injusticia más repugnante. Con la complicidad de los líderes de los sindicatos subvencionados y con el silencio aquiescente de sus bases de afiliados, el Gabinete goebbelsiano que extiende el desempleo y la pobreza en Andalucía, está decidido a colocar a sus nepotes como sea.

Mario. No hay más salida que la derogación del Decreto. Decreto derogado, decreto enterrado y a criar malvas. Los empleados públicos reclaman con toda razón. Los que carecen de ella son ustedes. Los que se empecinan en hacer comulgar con ruedas de molino son la jauría partidista. Los fascistas son los que acusan. Bien mirado, más que fascistas, son ustedes zapateristas, rubalcabistas, pajinistas, eguigurenistas. Griñanistas. Con todo, lo peor es ser mariojimenista. Supone la representación más excelsa del vacío y del vano.

Mario. Haz un favor, hombre. Ten un momento de dignidad y márchate. Si te quedas, porque a dónde irás a doblar el espinazo, cállate. Respeta la libertad de expresión de los que han sido vilipendiados por quien tiene el deber de amparar la legalidad.

Los funcionarios andaluces no son fascistas. Tú sí actúas como un fascista. Debería caérsete la cara. Para eso hay que tener vergüenza. Política. Y de eso, andas muy cortito. Mario. Fascista.

Un saludo.


¡ Chantajista y burro !