Yélamos y Orozcos, periodistas libres

27.1.2011

Esta mañana cuando me desplazaba al trabajo en las noticias de la cadena Ser he escuchado a Antonio Yélamo hablar de los funcionarios. Desde luego se ha despachado bien. Me imagino que luego tuvo que ir al váter a enjuagarse... Nada serio. El desprestigio habitual. Lo de siempre. El insulto soez que, por cierto, sorprende mucho viniendo de un periodista libre.

 
Lo que vomitó ante el micrófono, lo hizo a toda velocidad, como hacen los niños con las tablas de multiplicar cuando ya la tienen aprendida. Éstos pueden estar recitándola y al mismo tiempo persiguiendo una araña en su pupitre de manera totalmente inconsciente. Igual hizo Yélamo, aunque el perseguía funcionarios. 

Me sorprendió la rapidez con que escupió y por un momento me paré a hurgar en el esputo. En resumen, el susodicho periodista libre, intentaba justificar el escándalo de tamaño autonómico de la reordenación de la Junta con las presuntas horas cobradas por unos presuntos funcionarios privilegiados. Esos fueron sus argumentos y justificaciones. Eso fue el testimonio de un profesional de la información, que se esfuerza en saber para luego contar. Pero, ¿por qué lo dijo de carretilla? Me quedé con esa espinita…

Hace un rato me he conectado a la red para dar repaso al resumen de prensa que nos preparan diariamente los compañeros de “Defiendo mi derecho y el empleo público”. He llegado a un artículo de opinión publicado en la versión digital de El País, de un señor llamado Román Orozco que ha escrito para deleite de la peña el artículo de opinión “Funcionarios enchufados”. Un poco más extenso que lo contado por Yélamo pero mismo contenido. Podéis leerlo para constatar lo que singnifican las palabras rencor y resentimiento en el señor Orozco, periodista libre. Miente hasta desinflarse y quedarse tan plano como una acedía. Ya entendí por qué le sobrevino el vómito a Yélamo esta mañana.

Yélamo, sí que hace horas extras... Por la mañana desde muy temprano suelta sus arengas indocumentadas, últimamente, sobre funcionarios y reordenaciones; olvidándose siempre de manifestaciones pacíficas multitudinarias que pasan por delante de sus narices, que denuncian privatizaciones y nepotismo. El mira para otro lado, como periodista libre. Y tampoco hace el más mínimo esfuerzo en querer saber. Sólo le interesa la versión que le da de comer.

Tal vez algún día nos cuenten ambos los cientos de miles de euros o millones que estos medios democráticos ingresaron por la emisión de la propaganda institucional de la Junta de Andalucía. Propaganda casi diaria que en última instancia paga el contribuyente andaluz. Tal vez nos cuenten, un día de éstos, cómo les fue de bien con las campañas sindicales andaluzas de la UGT y de CC.OO. Todo para la infatigable defensa de la clase trabajadora, de la izquierda. Pagado igualmente por los ciudadanos andaluces.

El dinero, ese dinero, señores Yélamo y Orozco, justifica la insidia hacia decenas de miles de personas. ¿No? Y la Junta ¿trata con privilegios a vuestros medios de comunicación?

Por cierto ¿Les afecta a ambos el Pacto de Toledo? Hablan o escriben poco de este asunto, señores Yélamo y Orozco, periodistas libres. Tal para cual. Cazadores de funcionarios.